El ataúd – Microrrelato.
La noche que finalmente llegaste a mi alcoba no
pude percibir que eras real.
Todo parecía la cristalización de un deseo y entre
mis delirios y devaneos, supuse que se trataba de un sueño.
Entraste, te quitaste la ropa y te acomodaste a mi
lado respirando fuertemente sobre mi cuello y suspirando a un ritmo
exageradamente alto.
No te miré, ni siquiera abrí los ojos.
Sentí el frío de tu cuerpo contra el mío, pero ni
aún así tomé precauciones.
No, no, simplemente pensé que era una alucinación
de esas que a veces me acechaban en la madrugada cuando no podía dormir.
A pesar de que me faltaba el aire no intenté
alcanzar el inhalador que estaba sobre la mesa al costado de la cama.
- Un pequeño episodio de asma más – pensé.
Fue solamente cuando no me pude mover que caí en la
cuenta de dónde estaba.
©Paula
Cruz